Es la capital de la comarca de los Pedroches, una ciudad que atesora y conserva todo el encanto de la vida rural, un entramado urbano de casas donde las fachadas encaladas y los jazmines son protagonistas.
Es un caminar entre calles empinadas que se pierden por el Barrio Antiguo, que se acercan a la coqueta y tranquila Plaza del Pozo Viejo y a la Casa de la Viga, donde se guardan las raíces de la ciudad.
Pero Pozoblanco es también una ciudad viva y moderna, cómoda y asequible que se abre al viajero en un abanico de posibilidades ofreciendo una amplia oferta turística que recorre los caminos de la cultura con una interesante programación y un teatro activo, que junto con una muy buena oferta deportiva convierten a la población en un interesante destino de ocio y tiempo libre.
Un turismo que acompañan un buen puñado de arraigadas tradiciones que unen pasado y presente, eventos donde el viajero puede compartir la Feria de Pozoblanco, La Romería de la Virgen de Luna, Las Cruces de Mayo, La Feria del Toro y la Semana Santa declarada fiesta de Interés Turístico Nacional.
Pozoblanco está inmerso en un entorno privilegiado, un horizonte de campos adehesados y olivares que se pierden en el infinito de las estribaciones de la Sierra Morena.
La Dehesa es todo un paraiso para los sentidos un espacio abierto al turismo y aún importante aprovechamiento de los recursos ganaderos donde el Cerdo ibérico es protagonista.
Es tal la importancia del Ibérico en esta geografía que la población celebra todos los años El Congreso Nacional del Cerdo Ibérico, un evento que reúne a profesionales y empresas del sector, un espacio dónde se habla de gastronomía y de las bondades del mejor Jamón Ibérico.