Es la importante arquitectura de una antigua fábrica harinera de principios del siglo XX, la que da asilo a las dependencias del hotel rural donde se abre el restaurante, La Fábrica. Un espacio gastronómico que se presenta diferente y atractivo por su construcción y diseño en forma de plaza de toros y unos grandes ventanales que se asoman a los jardines. Un restaurante dónde se hace una cocina tradicional con productos de la tierra, donde los sabores del ibérico son protagonistas.