Tierras de Cáceres

El dominio de la Dehesa

Es la sierra y las almenas Almohades del castillo de Montánchez las que se asoman al infinito horizonte de la dehesa cacereña. Un balcón desde donde nacen todo un catalogo de posibles rutas por donde el viajero podrá adentrarse, por la monumentalidad de ciudades patrimonio y conjuntos históricos.

Un viaje a través de la historia por las calles de la Puebla  de Guadalupe,  por la plaza mayor de Trujillo, perderse por el entramado de palacios y casas nobles de la ciudad vieja de Cáceres, uno de los conjuntos medievales y renacentista mejor conservados del mundo. Contemplar la historia desde el romano puente de Alcántara, pasear por las murallas romanas de la ciudad  de Coria   y admirad la majestuosidad del casco antiguo  y  la catedral de Plasencia.

Rutas que se internan a través de una naturaleza única y privilegiada que corre desde las crestas rocosas de las Villuercas a través de la Penillanura Trujillana, el Parque Nacional de Monfrague, los llanos de Sierrra de Fuentes y la altiva Sierra de san Pedro, reducto de uno de los mejores bosques mediterráneo de toda Europa, que   extiende su manto verde hasta las tierras Rayanas de Alcántara.

En estos bosques de encinas vive uno de los pilares económico y gastronómico de estas comarcas, el Cochino Ibérico que ha generado a lo largo de los tiempos toda una cultura gastronómica de donde nacen   unas cocinas nacidas de los fogones de la historia, aliñadas con los sabores del campo y los vientos de la dehesa.

Cocinas de subsistencias, de rebusco y aguardo, del lento caminar de rebaños trashumantes y sobre todo unas cocinas del Ibérico donde el Jamón se convierte en el producto más emblemático de las cocinas cacereñas.

Para el viajero con ansias de conocer de disfrutar con los sabores de cien guisos aderezados con los sabores de las comarcas donde los sabores del Ibérico se funden y fusionan con cien cocinas distintas.

Son los campos adehesados de las tierras de Granadilla donde las esperadas matanzas animan la vida y los pucheros de pueblos como Ahigal y Zarza de Granadilla, donde se han convertido en fiestas populares. Más al norte, la población de Baños de Montemayor se ha convertido en la base de una industria alimentaria, donde secaderos de jamones y embutidos despiertan la economía local. En las comarcas de Hurdes y Sierra de Gata, el cerdo siempre ha estado presente en la vida de estos pueblos serranos, una despensa viva que llenaba las enjutas despensas.

Matanzas populares que hoy avivan las fiestas de pueblos como Caminomorisco y Hernán Pérez, matanzas que se agarran a la orografía de las tierras Rayanas de Valencia de Alcántara y Alcántara, a las fiesta de Arroyo de la Luz y Malpartida de Cáceres que se adentran en los fogones de la monumentalidad de Cáceres buscando las sierras y el castillo de Montánchez, capital del ibérico.P

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Viaje de conocimiento y costumbres

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